Ropa cómoda, máscaras listas, zapatos fuera, segunda dosis contra la hepatitis B listas.. Ha
empezado la clase..
Comenzamos la clase ubicados en tres filas de indias
en la sala y completamos una ficha de autoconocimiento y formamos los grupos de
la evaluación final, en la que debemos regalarle a ellos algo que represente la
palabra ORQUESTACIÓN, para
luego hacer unos movimientos donde expresábamos lo que sentíamos a través de
ellos. Algunos de mis compañeros debido a la vacunación, les dolía el brazo por
lo que salieron de la sala y vivieron, de una manera diferente a la del resto
que nos quedamos, la clase.
Nosotros moviéndonos por alrededor de la sala
siguiendo como siempre las indicaciones de la profesora Erna, realizando formas
de expresiones muy particulares, como el deshacernos de lo que nos pesa y
nos agota, entre muchas otras. Yo, en particular estaba bastante feliz haciendo
estos movimientos, mirando a la profesora a través del espejo debido a que no
tenía espacio en el círculo para verla bien, pero al parecer le molesto de que
le estuviera dando la espalda que me cambio de lugar a uno donde no tenía nada
de espacio, por lo que me amurré y no tenía ganas de hacer nada más, es decir,
los últimos movimientos no los hice como correspondía. Finalizada esa dinámica,
nos indicaron a aquellos que estábamos cansados y no queríamos seguir
moviéndonos, la opción de salir de la sala y tener otra dinámica con las
máscaras afuera. Y con ese grupo me fui yo..
Estando afuera, habían muchas ideas por lo que
tuvimos que escucharnos y tomar decisiones, tratando siempre de incluir las
ideas que dio cada uno. Luego de “plasmar” la idea una vez afuera, tuvimos que
entrar a presentárselo a nuestros compañeros. Por lo que ingresamos a la sala y
comenzó el show, donde la IMPROVISACIÓN era lo más importante y
el objetivo principal de la clase de hoy. La verdad es que yo quedé con gusto a
poco, sentí que fue muy poco rato y todo las ideas de lo que queríamos hacer
fueron ignoradas aunque eso en sí es la improvisación. Es que a veces es
difícil llevar a cabo las ideas tan “fijas” al momento de improvisar, se
olvidan unas y otras surgen en el proceso, pero todo es parte del
autoconocimiento y de la expresión corporal.
Fue muy entretenido ver a nuestros compañeros que se
quedaron en la sala, quienes se expresaron con música y muuucho movimiento..
Algunos se arrastaban en el suelo mientras otros volaban por los aíres. Y
para terminar la clase, nuestras compañeras que salieron en un comienzo, nos
dijieron que nos tendiéramos en el suelo y que cerráramos los ojos para que los
sonidos pudieran llegar a lo más profundo de cada uno.. Al escuchar aquellos
sonidos me imaginé muchos momentos y me transferí a los lugares más rebuscados posibles..
El sentir el sonido del celofán, me imaginaba el viento y otro instrumento que
nunca supe cual era, hacía un sonido exactamente igual al de la lluvia en un
invierno.
Ahí estaba yo, frente a la chimenea envuelta en una
frazada disfrutando del sonido
del viento y de las gotas de agua al
caer..

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